La calle 30, como espacio público da origen a interacciones que van muy ligadas al tipo de educación o forma en la que una persona crece, según esto las interacciones de las personas son bastante variadas y mantienen en constante evolución. En el sector de la 30 se pueden observar como las personas interactúan entre sí de manera un poco tosca o “popular” (como dirían algunas personas normalmente) y encontramos que estos estilos de interacciones llevan un gran proceso… Según Parsons, “la cultura es un complemente mediador de la interacción, teniendo en cuenta su efecto en las personas, quienes al ser parte de una determinada cultura, también poseen una latencia o mantenimiento de patrones, pues el sistema es el encargado de proporcionar, mantener y renovar la motivación de los individuos y sus pautas culturales”. Esto quiere decir que la cultura en la que una persona se desenvuelve afecta la manera en cómo se expresa, comporta e interactúa.
Todas las personas pasan por un proceso de interacción a medida que crecen, cuando son menores apenas empiezan a desenvolverse y a expresar confianza y afecto con movimientos corporales, luego de llegar a los 18 meses las relaciones en el entorno familiar crecen, estas se manifiestan en forma de juegos y ya el individuo empieza a comunicarse por medio de balbuceos, gestos y hasta algunas palabras. Hacía llegar los tres años las interacciones fuera del entorno familiar comienzan, ya que se comienzan a dar intercambios de comunicación con otros individuos. Ya hacia los cinco años el individuo toma la iniciativa de pertenecer a grupos de juego que conllevan a una serie de reglas sencillas, estos procesos de interacción conllevan a que el individuo se vaya preparando desde pequeños para poder desenvolverse en la sociedad, ya que en esta las personas buscan pertenecer a grupos de interés para ellas y en este se tienen que respetar ciertas reglas planteadas.
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